EL MONJE…

Como siempre, el lenguaje de Jesús es revolucionario; revoluciona el sistema social de su tiempo con mucha audacia.

Jesús observa cómo muchos intentan ser líderes, importantes: no les gusta servir, sino presidir. Solo viven para aparentar, para estar en los escaparates. Él nos propone la humildad.

La humildad es la clave de toda vida humana, nota distintiva de la conexión con Dios porque nos hace vivir desde nuestra identidad y verdad.

Los escribas vivían desde el cargo que tenían asignado, maestros.

Pero nuestra identidad y verdad no tiene nada que ver con un cargo que tengamos o hayamos tenido, ni con ningún título universitario. La humildad es la primera tarea del monje en la que debe emplear todas sus energías. El monje no es nunca nadie pomposo, orgulloso, arrogante, impositivo. No es un doctor honoris-causa; sino que es un hombre discreto que reza y trabaja junto a sus hermanos y deja que la luz de Dios brille a través de su vida en todo momento.

(Sor Ernestina)

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