SANTÍSIMA TRINIDAD

El mundo tiene un problema: rechaza a Dios y está alejado de él. Pero Dios no le deja sin esperanza de solución. Envía su Hijo al mundo para que tengamos vida eterna. Aunque el mundo no ama a Dios, Dios sí ama al mundo.

¡Qué sorprendente es esta acción de Dios! Es como si un padre le dijera a su hijo: hay algo que quiero que hagas por mí. Tengo muchos enemigos que merecerían morir, pero que quiero que vayas por mí y mueras en lugar de ellos para que ellos puedan tener vida plena y feliz.

Ahora, la pregunta más importante es: ¿Cómo recibir al Hijo de Dios para tener esa vida eterna? Con nuestra fe. Al creer, mediante la fe, el Espíritu Santo nos une a Cristo que es la Vida y en ese instante de unión, aparece en nosotros una vida plena y para siempre. El amor de Dios es el único que puede realizar esta obra creadora en nosotros.

(E.A.)

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