NACER DE NUEVO

El actor principal de la escena del evangelio de hoy es el Espíritu Santo. Pero ¿quién es el Espíritu Santo? La respiración de Dios, su aliento: esa fuerza poderosa e impredecible que da fuerza a todo. Un buen marinero lo sabe: no se llega a ninguna parte sin la fuerza del viento.

Nosotros llevamos una vida monótona. Hacemos las tareas cotidianas casi automáticamente. ¿Qué pasaría si de pronto llegara el viento del Espíritu a nuestra vida? Se pondría en movimiento con ausencia de miedos y de dudas llenos de la paz y del gozo del Espíritu. El ejemplo es Tomás que podríamos llamarle «Tomás el Meteorito» porque se parece a un meteorito que atraviesa el cielo nocturno; en tan solo siete días pasa de la absoluta incredulidad a la plena confesión de fe en Jesús.

Si nosotros queremos tener también una vida nueva, un renacer del Espíritu, podemos imitarle y dejar nuestra vida estática, nuestros atascos, nuestras ideas tóxicas que tanto daño nos hacen, y abrirnos a la verdad.

(E.A.)

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