JESÚS VIVE II

Jesús ha muerto

y se esconden;

les acobarda el miedo.

¿Qué hacen?

Sufrir la congoja en silencio.

En esto, “descubren”

una fuerza que habita

en su interior más pleno.

Su emoción se torna: ¡alegría!

al ver a Jesús entre ellos.

Uno, el mellizo,

no estaba en el grupo.

No da fe a sus palabras.

Quiere meter la mano en el fuego.

¿Qué pasa?

Que estando con ellos,

descubren de nuevo al Maestro:

todos se felicitan

y Tomás confiesa su fe:

¡Señor mío; Dios nuestro!

Ahora toca mi turno,

antes ha sido el de ellos.

Yo con miedo vivía.

¿Por qué?

Me acobardaba la vida,

la gente, sus miras…

y cual veleta ante el viento

mi vida giraba… con miedo.

Has vuelto, Jesús, con tu brisa:

derrites el hielo,

toman fuerza mis pasos

y cobra vigor mi entusiasmo

de vivir para ti, por el Reino.

(R.M.)

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