¡ÁNIMO!

En tiempos de Jesús, la gente escondía tesoros en el campo y no es extraño que, alguien cavando, pudiera encontrar uno. En el evangelio, hoy Jesús compara el evangelio a un hombre que está trabajando en el campo y encuentra un tesoro; otro encuentra una perla de gran valor. En ambos casos, se pone la atención en la alegría desbordante que experimentan los dos por algo tan valioso. Esto les lleva a no calcular las renuncias necesarias. Hay que venderlo todo; todo lo que tienen para vivir en ese momento.

¡Qué gran riesgo! Tienen que cambiar el modo de vida, de pensar, de vestir, de actuar. Ya no van a ser hombres pobres; serán hombres ricos, muy ricos. Y tienen que comportarse según su posición actual.

Hay algo de gran valor en tu vida que puede suponer para ti la única forma de felicidad posible. Merece la pena que lo vendas todo por conseguirlo y poder vivir según tu dignidad, tu gran riqueza. ¡Ánimo!

(Sor Ernestina)

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