- benedictinas
- 16/07/2023
- 10:31
El Señor, hoy, nos presenta una parábola. Tiene un púlpito muy especial, una barca y no las tradicionales sinagogas porque quiere crear un ambiente familiar y cercano.
Él se compara a un sembrador que, muy de mañana, sale a sembrar a su campo. A medida que discurre el texto, parece que nos vamos desanimando. Se va perdiendo mucha cantidad de semilla por los caminos, otra en terreno pedregoso y otras son ahogadas por los espinos. Pero, de pronto, llega la noticia de gran esperanza: hay una parte de la semilla que cae en tierra buena y da un fruto del cien por cien. Cosa inimaginable para un cosechador que solo esperaba el diez por ciento.
Por tanto, no tenemos nunca motivos para desanimarnos: la cosecha vendrá.
Ahora Jesús nos pregunta: ¿Qué tipo de tierra eres? Pues, ya ves, tu tierra puede llegar a dar el cien por cien del fruto. Claro que sí; los corazones igual que la tierra pueden siempre mejorar, pueden siempre cambiar. Hay que cavar, regar, abonar… Es todo lo que tienes que hacer. Y, sobre todo, confiar.
(E.A.)