- benedictinas
- 22/10/2023
- 11:02
EVANGELIO DEL DOMINGO XXIX – A
En aquel tiempo, se retiraron los fariseos y llegaron a un acuerdo para comprometer a Jesús con una pregunta.
Le enviaron unos discípulos, con unos partidarios de Herodes, y le dijeron: «Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad; sin que te importe nadie, porque no miras lo que la gente sea. Dinos, pues, qué opinas: ¿es licito pagar impuesto al César o no?»
Comprendiendo su mala voluntad, les dijo Jesús: «Hipócritas, ¿por qué me tentáis? Enseñadme la moneda del impuesto.»
Le presentaron un denario. Él les preguntó: «¿De quién son esta cara y esta inscripción?»
Le respondieron: «Del César.»
Entonces les replicó: «Pues pagadle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios». (Mt 22,15-21)
COMENTARIO
Hay que comprometer a Jesús; que se defina ante el impuesto romano. Y van discípulos de los fariseos que están en contra del César y discípulos de los herodianos que apoyaban el gobierno de Roma. Y llega la pregunta: ¿Es lícito pagar el impuesto al César o no?
El término usado para «pagar» indica que no discuten la obligación legal de pagar el tributo, sino que estarían preguntando si Jesús lo considera lícito, es decir, bueno. Si dice que se debe pagar, va en contra del pueblo judío porque sería reconocer la autoridad del César y su divinidad. Si dice que no, iría contra el Imperio romano y sería un agitador político.
Para un judío no había separación entre vida civil y religiosa como es ahora.
Jesús no le da al César ninguna autoridad porque todo es de Dios.
Se trata, más bien, de un posicionamiento ante la vida.
La moneda es de oro y tiene la imagen del César; pues bien, él tiene derecho a ese oro; pero no a la vida.
La persona no es del César; es de Dios y solo a él le pertenece. Y a él debe fidelidad.
Para el César, el oro.
(Sor Ernestina)