- benedictinas
- 20/08/2023
- 10:35
Una mujer pagana se atreve a dirigirse a Jesús a pesar de no pertenecer al pueblo judío. Su gran angustia y necesidad le hacen ser valiente. ¡Qué reacción tan extraña la de Jesús! Ni siquiera la escucha. Pero justifica su actitud: mi misión está solo con los de mi raza.
¡Qué mujer tan grandiosa! Este rechazo no solo no la echa para atrás, sino que la hace superar todas las contradicciones y resistencias y tiene un gesto de tremenda audacia: detiene a Jesús postrándose ante él e insistiendo con mucha firmeza a que la ayude. Y mucho más va; se atreve a corregir a Jesús y le hace recapacitar sobre su actitud. La mujer le dice que los perros comen las migajas que caen de la mesa de sus señores. Le está diciendo que en la casa del Padre hay comida para todos y no solo para los judíos. El enviado de Dios es para todos, no puede excluir a nadie ni tener diferencias en función de cultura, lengua, nación o raza.
llega lo más extraordinario de la escena: la humildad de Jesús. Acoge esta corrección y manifiesta su gran admiración por la mujer.
San Benito, en nuestra Regla, nos invita a acoger a todos los hombres porque, dice él, somos, en Cristo, una sola cosa y prestamos, bajo un único Señor, un único servicio. Dios no tiene favoritismos.
(Sor Ernestina)
Marisa
Precioso. Gracias.
Sandra Marcela
Dios,nos invita a Todos,Señor por Tu Misericordia y Bondad Gracias por darme Tu Cuerpo y Tu Sangre,Alianza Nueva y Eterna