- benedictinas
- 23/04/2023
- 16:24
Dos caminan abatidos
por la suerte de un «hermano»:
Jesús ha muerto
y, con él, parece todo consumado.
Alguien próximo se acerca
y conversa con ellos animando
su corazón adormecido
por tanto conflicto acumulado.
Se conmueven sus entrañas
cuando escuchan de Jesús los comentarios
que hace de la Biblia.
No saben qué les pasa,
pero andan asombrados.
Llegan hasta casa y
Jesús sigue caminando…
Le invitan a cenar.
Y, ¡oh, milagro!
Entonces reconocen al Maestro:
en la mesa parte el pan…
y a comer les da un pedazo.
Oh Jesús, si yo pudiera, como ellos,
caminar contigo un rato
y me hablaras de la vida,
de mis retos, de mis luces y cansancio.
Si yo contara con tu apoyo y compañía,
¡cambiaría todo tanto…!
Mas sé que estás conmigo
y caminas a mi paso;
que cuanto tengo y soy
de ti me ha venido;
que la vida que en mí bulle
desde ti me ha llegado.
Te tengo, mas quisiera, como ellos,
verte cara a cara;
disfrutar la sonrisa de tus labios.
(R.M.)
Agustín
Precioso texto
Muchas gracias por compartirlo