- benedictinas
- 08/01/2023
- 10:06
El inicio del ministerio de Jesús está marcado por su bautismo como un acto de toma de conciencia de su filiación divina: Hijo de Dios. El bautismo de Jesús marca el inicio de un nuevo mundo. Se abre el cielo y el Padre declara que Jesús es su Hijo amado.
Para él, es un comienzo de vida que supone un separarse de lo anterior: morir a lo antiguo y enfrentarse a una vida nueva para realizar su vocación mesiánica y necesita una fuerte experiencia del Espíritu Santo. Jesús, para comenzar su labor, lo hace con el poder del Espíritu Santo que no es un regalo puntual, sino una presencia permanente.
Durante nuestro bautismo, somos unidos de modo profundo y para siempre, a Jesús; sumergidos en su misterio de muerte y resurrección y partícipes de esa relación filial. Se infunde y penetra en nosotros esa sangre redentora que nos purifica y nos salva. Entonces, brota la alegría, alegría interna de reconocernos como hijos de Dios y también la gratitud por haber recibido el don de la fe y la capacidad de responder.
(E.A.)
Sandra Marcela
Gracias Señor,Alianza Eterna,Promesas Cumplidas.